Por Jeff Foster
“En el momento en el que sigues a alguien, dejas de seguir a la Verdad” – J. Krishnamurti
Si tu maestro espiritual te promete dicha continua, el fin de todos tus problemas, libertad de todo tipo de ira, dudas y tristezas; un permanente acceso a estados y reinos superiores, la trascendencia absoluta de todas las preocupaciones humanas… bueno, entonces, tu duda es ingeniosa y contiene una creatividad infinita.
Aléjate de cualquiera que te haga ese tipo de promesas, y no mires hacia atrás. Entonces, serás libre. Porque finalmente habrás confiado en ti mismo, como lo hiciste cuando eras muy joven y aún no te habías dividido en dos: el conocedor y lo conocido, la certeza Vs. la duda. Habrás dejado de ser una copia al carbón de otra persona, comprando los sueños de alguien más, aferrándote a promesas de segunda mano. Serás original de nuevo. Habrás dejado de buscar lo que otros aparentemente tienen, y en cambio ahora descansarás en el Conocer original.
La vieja espiritualidad está muriendo, amigos. La espiritualidad del “Yo estoy más iluminado que tú”, “Yo me encuentro en un estado más elevado”, “Yo estoy despierto y tú no”, “Yo tengo las respuestas”, “Yo he trascendido la ira, el miedo, la duda” – esas enseñanzas de superioridad y separación, enseñanzas basadas en el temor, que le inventan patologías a nuestra humanidad y descartan nuestro dolor, ahora están cayendo por su propio peso. Porque sus cimientos están construidos con miedo, en lugar de compasión, y ya no están siendo capaces de sostenerse a sí mismas ante la cegadora luz de la verdad.
No importa lo que digan, independientemente de lo iluminados que afirmen estar, de los libros que hayan escrito, de los fans o seguidores o discípulos que tengan, del brillo de sus sonrisas y el carisma de sus personalidades; sin importar lo perfecto o lo ‘espiritualmente correcto’ que sea su lenguaje, ellos realmente no saben. Ellos son hijos de la vida, como tú, esencialmente inocentes. Ellos no son la autoridad, no tienen un conocimiento privilegiado, ellos no tienen las respuestas. (¡Y por supuesto que me incluyo a mí mismo aquí!). Ellos sólo pueden compartir su viaje, sus puntos de vista, sus observaciones. Ellos son lo que tú eres, la consciencia misma, y en ese nivel, tú eres profundamente igual. No existe ningún ‘club’ para los que ya despertaron. Ninguna ola en el océano es más ‘océano’ que otra ola. La vida no sabe de niveles, en ese sentido. La humildad termina llegándole a todo el mundo.
Nadie puede estar ‘en’ un estado superior. Los estados vienen y van. Hasta los sentimientos más felices, las altas de más éxtasis, no pueden ser permanentes, así como ninguna ola puede ser permanente en el océano, ni mantenerse fija. Si estás persiguiendo estados y experiencias, luchando por conseguir “la siguiente gran cosa”, terminarás exhausto más temprano que tarde. Y esto es algo maravilloso; es el comienzo de un gran despertar.
Tu agotamiento es sagrado, date cuenta. Tu tristeza no es un signo de tu ignorancia, sino una fresca expresión de vida. Tus temores no son errores. Tu dolor no es una indicación de que te encuentras lejos del despertar, o de que estás siendo castigado por tu ignorancia. Tu anhelo no es algo que tenga que ser erradicado. Incluso tu confusión es sagrada. Y tus dudas te han mantenido flexible, curioso, abierto; te han protegido del dolor más grande de todos: la arrogancia.
Tú no eres ninguna víctima, amigo, eres la vida misma. No permitas que nadie te diga lo contrario. Eso sería su problema, de cualquier forma.
Que te quede esto bien claro: Conocer el dolor, ser curioso y amable con todas esas partes de ti mismo, no es lo mismo que regodearte en ello. Aceptar la tristeza no es lo mismo que
complacerte en ella. Quedarte con todo lo que se siente incómodo no es lo mismo que alimentarlo. Honrar tus miedos no es lo mismo que aferrarte a ellos.
Amigo, no te avergüences de tus pensamientos o sentimientos, sin importar lo incómodos o intensos o inesperados o raros que sean. Y no te compares, nunca – incluso con los más brillantes maestros y aparentemente infalibles “expertos”. No importa lo que digan los demás, tu experiencia es válida, y está ahí para que tú la abraces y, en última instancia, es digna de toda tu confianza.
Tú DEBES realizar tu propio viaje, caminar en lo Desconocido, incluso si tiemblas de terror mientras lo haces. Cualquiera que te catalogue como “equivocado” por sentirte como te sientes, cualquiera que te diga que tu experiencia indica que te encuentras mucho más abajo que él en la escalera espiritual, cualquiera que se atreva a adherirte una patología o se compadezca de ti, o te llame víctima; cualquiera que te califique como auto-indulgente por tu valiente disposición de conocer realmente tu dolor y recorrer tu propio camino, sólo está hablando de sí mismo, de su propio miedo, de su propia incapacidad para caminar con valentía, de su propia falta de voluntad para estar presente, de abrir su corazón, de ser inmenso, de amar abiertamente. Estás cansado de promesas. Estas exhausto de tratar de ser algo que no eres. Estás harto de recorrer el camino de alguien más, de seguir a otros, de confiar en su verdad más que en tu propia intuición y coraje. Esa no es tu naturaleza, seguir, adorar, inventar dioses externos.